¿Alguna vez te sentiste como un unicornio rodeado de caballos? Hoy, muchísimos niños se sienten así. En la escuela, en el recreo, en el club… en espacios donde su forma de ser no encaja y su rareza se convierte en una herida. Pero no están rotos. No encajan, no porque haya algo mal en ellos, sino porque vinieron a abrir caminos que otros aún no ven. Los llamamos Niños Unicornio. No es un diagnóstico. Es una forma única de estar en el mundo. Y hay tantos unicornios como niños… Lo que los une no es una lista cerrada de características, sino la sensación profunda de no encajar del todo. Suelen sentir que estar en grupo requiere un esfuerzo que para otros es natural. No saben bien cómo iniciar una conversación, o cómo seguirla. Eso agita su corazón, les sube la ansiedad, les sudan las manos. Otras veces, los temas del grupo no les interesan… no disfrutan de los chismes, no les hacen gracia ciertos chistes, no se suman a las críticas. No es que no quieran pertenecer. Es que no pueden ...
A pesar de su importancia, la educación emocional aún no ha encontrado un lugar adecuado en las escuelas. Una de las principales razones es la confusión entre educación emocional y terapia en el aula. Muchas veces, los recursos y técnicas utilizados para abordar las emociones provienen del trabajo terapéutico uno a uno, lo que hace que pierdan efectividad en el entorno escolar. Además, las actividades propuestas frecuentemente carecen de intencionalidad pedagógica. Al ser tomadas de redes sociales, como Pinterest, no siguen un programa de implementación acorde a la edad, contexto y metas deseadas. Esto ha llevado a que muchos critiquen la inclusión de la educación emocional en las escuelas, viéndola como una pérdida de tiempo o una forma de psicología grupal. Sin embargo, la educación emocional no es ninguna de estas cosas. Su objetivo es desarrollar la inteligencia emocional de los niños de manera lúdica, cerebro-compatible y con una clara intencionalidad pedagógica. Según Daniel Gol...