Seguramente a esta altura del año, estés tan agotado que sientes que estás tocado fondo o también puedes sentir todo lo contrario. Sientes que no puedes parar de hacer cosas .Te has dado a ti mismo un empujón tan fuerte para encarar este enorme desafío que sientes que vas a mil por hora, te sientes acelerado , tus pendientes son tantos que no puedes detenerte
Sea como sea que te sientas, todos
tus sentires son válidos.
Yo solo quiero aprovechar este
encuentro contigo para recordarte algo.
En tiempos de pandemia tu tarea fue juzgado por la sociedad como nunca antes.
Por momentos fuiste aplaudido y muchísimas más veces criticado. Escuchaste frases como “es un año perdido” “los chicos no aprendieron nada”, y sé que tu corazón sintió ingratitud, impotencia y tristeza.
Las exigencias propias y las ajenas más las presiones de un sistema educativo asustado, confundido y colapsado pudieron hacerte perder tu sonrisa y alegría.
Pero yo sé que solo fueron momentos de quiebre , porque una y otra vez , sacaste fuerza, amor y determinación para seguir enseñando como sea y como fuera.
Sin la presencialidad tuviste que buscar hasta encontrar algo nuevo, hacer algo que nunca pensaste hacer, quizá filmarte, actuar, abrir un canal en YouTube, usar un zoom, un chat en vivo, ir a las radios, grabar tus explicaciones en un wasap , emocionarte detrás de una pantalla, dar clases sin ver el rostro de tus alumnos, festejar sus cumpleaños sin poder abrazarlos, ver sus obras de arte como esas víboras largas que te mostraban entusiasmados en la cámara pero no podías sentir el olor a plastilina, ni a tempera mojada y muchísimas cosas más que nunca habías imaginado que harías. Y lo haces una y otra vez porque sabes que las
personas que te hacen dar lo mejor de ti están del otro lado de la pantalla.
Porque vos sabiamente priorizaste el vínculo. El vinculo entre hogar y escuela, entre vos y tus niños, entre las emociones y el conocimiento, entre vos y tus compañeros, vínculos y más vínculos. Puesto que en momentos de crisis y convulsos salir adelante requiere estar juntos. Los estudios sobre resiliencia lo confirman en cada publicación. Tener redes de apoyo nos hace sentir menos vulnerables. Por eso vos transformaste el cuadrado de tu pantalla en tu aula, lo ambientaste para que se sienta cálido, acogedor y educativo.
Planeaste cada clase, cada encuentro, le pusiste música, color, bingos
temáticos, debates, videos, salas para los grupos, cuentos, kahoot, , sombreros
, objetos de tu cocina y sorpresas para tus estudiantes,
porque sabes que la puerta de entrada a todo aprendizaje es la emoción, por eso necesitabas
encender muchas emociones .¿ Y cómo hacerlo con cámaras apagadas, adolescentes
con el sueño cambiado, niños llenos de ansiedad, mentes saturadas de pantallas
y videojuegos, corazones tristes y apagados, familias sin trabajo? No sé como lo hiciste, pero sí sé que no
dejaste que la preocupación le ganará a la acción. Activaste el espíritu de
superación que todo docente tiene y seguiste adelante.
Que lo vean o no, no es cuestión de tu valor,
es cuestión de su vista. Por eso hoy quiero recordarte para que no lo olvides, lo
mucho que vale tu tarea y esfuerzo. Cuando alguien mire tu tarea con
menosprecio, recuerda lo que vales, así ya no te va a importar como te miren afuera.
No digo que te sea indiferente, pero no va a determinar tu sentir y actuar.
Tu esfuerzo diario no es en vano, pero sus frutos no los verás ahora. Los frutos los verás cuando tus niños y adolescentes crezcan y les pregunten por su educación durante la pandemia, sus respuestas serán; “tuve un maestro que me siguió enseñando y esperando, tuve un maestro que aprendió como pudo a usar plataformas para poder verme y escucharme, tuve un maestro que me envió un mensaje de audio diciéndome que lo había hecho muy bien, y tuve muchos maestros que me hicieron sentir capaz, acompañado y amado. Gracias a ellos sé que siempre se puede seguir adelante, gracias a ellos hoy soy lo que soy”.
“He aprendido que las personas tienden a olvidar lo que dices,
también olvidaran lo que haces, pero nunca
olvidaran como lo haces sentir “
Maya
Angelou
Con toda
mi admiración y amor
Mariana de Anquin
Lic. en Psicopedagogía
Autora del libro:
“Niños Esponja,
Sensibles, empáticos,
intuitivos y muy bondadosos”.
Gracias Mariana querída por ser tan bondadosa y hacerme llegar ese constante apoyo y amor por el quehacer docente.
ResponderBorrar