Es de vital importancia proteger la salud emocional de nuestros hijos.
Ya van más de 140días de suspensión de las clases presenciales, rutinas alteradas, desaparición de juegos al aire libre, con amigos, deportes en equipo, paseos y visitas a familiares. Los hogares parecen estar llenos de tensión e información sobre la pandemia que circula por las redes sociales y se replica en conversaciones familiares. Muchos niños pequeños viven a diario esta sobreexposición a información que aún no pueden procesar llevándolos a desarrollar mucha ansiedad y miedos. Incluso muchos niños se han familiarizado con palabras y términos como “cifras de infectados, curva de contagios, muertes, coronavirus (COVID-19) utilizándolas en sus wassap , zoom y conversaciones con amigos y docentes. Es hora de actuar para protegerlos emocionalmente. Llego el momento de hacer algunas cosas nuevas y dejar de hacer otras, si los adultos no empezamos a cuidar la salud mental y emocional de nuestros hijos, el impacto del confinamiento será más profundo.
La larga cuarentena impactó
tremendamente y lo sigue haciendo en la vida de los niños, las niñas y
adolescentes ocasionándoles fluctuaciones emocionales donde miedos, angustia e
incertidumbre parecen estar en primera fila.
Frente a este contexto, quiero
alertar a padres, madres, docentes, educadores sobre la necesidad imperiosa de protegerlos
del “impacto secundario” que tiene el virus. El impacto mental y
emocional en los niños y adolescentes. Es por eso que es tan importante
escucharlos, alentarlos a que expresen sus miedos, dedicar tiempo a resolver
sus dudas e inquietudes en un lenguaje adaptado a su capacidad de comprensión.
La mayoría de los niños y adolescentes están
sintiendo ansiedad. Es de esperarse y es normal que los niños se
sientan ansiosos frente a esta situación
de confinamiento debido a que a
esa amenaza invisible , el virus, se suman otros factores estresantes como
perder las rutinas de la escuela y las relaciones sociales con los amigos.
La ansiedad puede
presentarse en forma de miedo o preocupación, pero también puede hacer que
los niños estén más irritables y enojados.
Signos, señales y
conductas que nos alertan del impacto mental y emocional de la cuarentena en nuestros hijos e hijas :angustia , que puede manifestarse como
pesadillas, terrores nocturnos, dificultades para conciliar el sueño, miedo intenso a salir a la calle o a que sus
padres vuelvan al trabajo, irritabilidad, hipersensibilidad emocional, apatía,
nerviosismo, dificultades para concentrarse , aparición de tics nerviosos
, escenas en la piel, caída del cabello .Para paliar estos sentimientos de ansiedad, angustia, nerviosismo,
estrés, frustración, aburrimiento, incertidumbre, muchos niños, niñas y adolescentes realizan conductas
como comerse las uñas y los pellejitos de los dedos, comer a toda hora, y lavarse las manos frecuentemente.
¿Como proteger a los niños,
niñas y adolescentes de este impacto emocional?
-Seleccionar lo que vemos, escuchamos
y las conversaciones que tenemos en el hogar: Cuidar la sobreexposición de
noticias y conversaciones relacionadas con infectados, muertes, etc. sobre el Covid
19. Apagar dispositivos periféricos que hacen de fondo como una radio,
televisor, que están encendidos sin que nadie los mire. Este ruido de fondo
puede llenar a los niños de noticias que por su edad no pueden entender y solo
les produce temor. Estar atentos a nuestras conversaciones, ya que los niños
están hoy mas que nunca alertas a cada cosa que decimos. En situaciones
criticas siempre se mira al líder para saber que hacer, y percibir si estamos a
salvo o en peligro. En las familias los lideres son los padres, madres o
cuidadores, ellos son los responsables de transmitir “Estamos a salvo. Esto va
a pasar” o “Estamos en peligro, está todo mal, no sé qué va a pasar”.
-Rutinas para bajar niveles de
ansiedad: Mantener como se pueda una rutina de horarios para levantarse,
utilizar pantallas, comer y acostarse. Las rutinas crean seguridad emocional
porque puedo anticipar lo que va a suceder. En tiempos de tanta incertidumbre
ofrecer rutinas a los niños es primordial.
-Hablar de sus emociones: Generar
conversaciones con preguntas abiertas para que los niños y adolescentes puedan
expresar sus opiniones, ideas y suposiciones acerca de la situación. ¿Qué piensas
que va a pasar? ¿Qué escuchaste? ¿Cómo te sentís? De esta manera podemos
rectificar información errónea o dramática con una explicación optimista y
realista. Conversar sobre las emociones que están sintiendo, validando sus miedos,
preocupaciones, angustias, para que puedan ser gestionadas y no queden
atrapadas en su interior. Cuando los niños pueden hablar de sus emociones,
éstas se vuelven menos abrumadoras y aterradoras.
-Hacer ejercicio como se pueda
y en el lugar que se tenga. Los niños necesitan moverse. No se trata de
tener el espacio ideal, sino de ofrecerles oportunidades para hacerlo todos los
días: sacudir el cuerpo con un buen baile, tirarse al piso e intentar posturas
de yoga , o imitar movimientos de animales, hacer estiramientos , saltar en el
lugar, etc. .La idea es mover el cuerpo todos los días para oxigenar la mente y
activar emociones positivas.
-Reiterar que el quedarnos en
casa tiene un propósito mayor que es cuidarnos y cuidar a muchas personas . Tanto
niños y adolescentes están más angustiados cuando se sienten pasivos ante la
situación y se sienten mejor cuando
creen que están haciendo algo útil, una pequeña o gran contribución a la
solución.
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