¿Alguna vez te sentiste como un unicornio rodeado de caballos? Hoy, muchísimos niños se sienten así. En la escuela, en el recreo, en el club… en espacios donde su forma de ser no encaja y su rareza se convierte en una herida. Pero no están rotos. No encajan, no porque haya algo mal en ellos, sino porque vinieron a abrir caminos que otros aún no ven. Los llamamos Niños Unicornio. No es un diagnóstico. Es una forma única de estar en el mundo. Y hay tantos unicornios como niños… Lo que los une no es una lista cerrada de características, sino la sensación profunda de no encajar del todo. Suelen sentir que estar en grupo requiere un esfuerzo que para otros es natural. No saben bien cómo iniciar una conversación, o cómo seguirla. Eso agita su corazón, les sube la ansiedad, les sudan las manos. Otras veces, los temas del grupo no les interesan… no disfrutan de los chismes, no les hacen gracia ciertos chistes, no se suman a las críticas. No es que no quieran pertenecer. Es que no pueden ...